De forma progresiva el cabello se ve sometido a un proceso de envejecimiento por agentes externos que se denomina weathering. Incluye factores climáticos como el viento, el agua del mar, la lluvia y la exposición solar. “Estos van a ocasionar cambios en la textura del cabello, alteraciones y desgaste en la cutícula, dejando expuesto el córtex. Si el daño es intenso se producen fracturas, como la tricoptilosis (o puntas abiertas) e incluso rotura capilar. Y la única solución es cortar el cabello”, advierte Rita Rodrigues, tricóloga de la Unidad de Tricología del Hospital Universitario Ramón y Cajal y miembro de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venerología). Además de los factores climáticos que cita esta experta, el cabello está expuesto a otros propios del verano y de su higiene, como el cloro de las piscinas, y el calcio y el magnesio del agua de la ducha. Para que no te toque “cortar por lo sano” a la vuelta de tus vacaciones es mejor que sigas estos consejos:
Tíñete con tonos oscuros
Varios estudios han demostrado que el cabello no pigmentado es más susceptible al daño inducido por la radiación UV que el que lo está. “A pesar de que los tintes capilares pueden ser perjudiciales para el cabello, el efecto fotoprotector de aporte de pigmentos químicos al tallo del cabello, puede compensar parte de este daño”, asegura la doctora Rodrigues. Vamos, que teñirte el pelo antes de la exposición solar puede tener sus ventajas. “En un estudio un cabello blanco no teñido ha demostrado presentar una mayor pérdida de fuerza mecánica por el efecto de la radiación UV que un cabello teñido químicamente tras cuatro días de exposición solar”, según la tricóloga. Y cuanto más oscuro es el color del tinte, mayor es la fotoprotección proporcionada. Receta: “Los tintes oscuros (morenos, castaños) dos semanas antes de la exposición solar tienen un efecto similar a la melanina que protege la piel. Por el contrario, los claros oxidan, secan y decoloran la fibra capilar.”
Protección solar desde el champú hasta el gel fijador
“La exposición solar puede alterar las proteínas, aminoácidos y los lípidos contenidos en el interior del cabello, y le proporciona un aspecto opaco, seco y deslustrado. Además, el cabello desprovisto de lípidos intactos sufre electricidad estática, pierde manejabilidad y resistencia, pudiendo producirse fracturas con mayor facilidad ante el peinado y la fricción”, cuenta la tricóloga. Para minimizar estos efectos hay evitar la exposición solar directa del cabello en la medida de lo posible. ¿Cómo? “Además de utilizar barreras físicas de protección como sombreros, pañuelos o sombrillas, hay que utilizar productos tópicos con protección solar. Por ejemplo, los champús diseñados para ampliar y mantener el color del cabello teñido llevan incorporados filtros solares en sus formulaciones. También ayudan los protectores solares capilares con un índice mínimo de 15. Y los productos para el peinado también pueden proporcionar un grado de fotoprotección adecuado, aunque su efecto es más limitado. Estos productos incluyen acondicionadores para el brushing, geles fijadores y lacas para el cabello.”
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Nada de siliconas ni surfactantes
Se recomienda realizar lavados frecuentes (a diario) durante la época estival, pero utilizando champús suaves de uso diario, “y con menor capacidad detergente (sin surfactantes o detergentes, como sodium laureth sulfate o sodium lauryl sulfate) para evitar eliminar el manto lipídico del cuero cabelludo, que es el responsable de mantener la lubricación del mismo y de nuestro cabello”, según la Dra. Rodrigues. Es preferible hacerse con champús y acondicionadores que contengan activos calmantes, como el aceite vegetal de babasu, el aloe vera o la manteca de karité y principios hidratantes, como el pantenol, la glicerina, los aceites esenciales de argán u ojón. “Estos ingredientes ‘desestresan’ la cutícula, hidratan el cabello seco y equilibran los niveles de humedad sin dejar sensación grasa.”
Botella de agua en mano
Pues sí, lo de llevar una botella de agua en la cesta de la piscina o la playa no es solo para beberla, también para limpiar el cabello en caso de no tener una ducha a mano. “Los cabellos claros cuando entran en contacto con el agua de piscinas pueden adquirir un tono verdoso. Esto ocurre por la presencia de cloro y sulfato de cobre en el agua. Humedecer el cabello antes de entrar en el agua ayuda a que el cabello absorba menor cantidad de cloro y sulfato de cobre, al igual que realizar el lavado del cabello inmediatamente tras salir de la piscina”, aconseja Rita. Eso sí, no vale cualquier agua, tiene que ser baja en sales minerales para no agravar el problema. También sirve “hacer enjuagues con zumo de limón o con peróxido de hidrógeno al 3-5% y utilizar un champú con penicilamina”, añade la experta.
Acondicionador diario y mascarilla semanal
El acondicionador tiene la misión de “calmar” la fibra capilar después del lavado, suavizarla y sellar las puntas y además forma una película protectora alrededor del pelo. Es la parte “cosmética” de la rutina capilar y prescindir de él sería lo mismo que obviar la crema hidratante después de limpiar la piel. De hecho, “los acondicionadores pueden proporcionar un mayor grado de fotoprotección que los champús. Cuanto más largo es el período de tiempo que permanecen en el cabello, mayor grado de adherencia al cabello y por tanto una protección más eficaz”, asegura la Dra. Rodrigues. Además, evitan el encrespamiento y el enredo, hidratan y aportan brillo. También pueden usarse como mascarillas. “Déjalo actuar todo el día o durante la noche una vez a la semana para multiplicar sus efectos. Si llevan aceites de argán, y açai tienen un poder antioxidante diez veces superior al de la uva roja, y si contienen vitaminas B5, B6, biotina y zinc fortalecen el cabello”, asegura Sonia Márquez, directora de comunicación de Laboratorios Fridda Dorsch.
Evita más fuentes de calor
Con el calor que el pelo recibe del sol en verano ya es suficiente, por lo que conviene evitar otras fuentes de calor adicionales, como secador y plancha, además de cepillados bruscos. “Suponen una fuente de calor adicional a la que existe durante el verano, aumentando el riesgo de secar la fibra capilar y dañar aún más el cabello”, advierte Rita. Además, en esta época del año la melena no tarda demasiado en secarse al aire. Si no te queda más remedio que utilizarlas, hazlo a temperatura media y aplicando previamente un protector térmico sobre el pelo. Y si luego quieres conseguir un look más definido, siempre puedes recurrir a utilizar un producto de styling. Utiliza productos de peinado, como sérums que no requieren aclarado, para facilitar el desenredado. Geles que mantienen el control sobre el cabello y dejan un efecto mojado muy seductor en verano. Y sprays texturizantes que ayudan a crear ondas surferas o looks más despeinados simplemente presionando los mechones con la mano. “Para el peinado es preferible utilizar peines de cerdas anchas para desenredar el cabello y recordar que el pelo cuando esta mojado es más susceptible a fracturas.”
¿Utilizas fotoprotección en el cabello al igual que lo haces en la cara o el cuerpo?
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